Pueblos nevados: los lugares escandinavos para disfrutar cuando te quitas los esquís

Empezamos la temporada de nieve fuera de las estaciones de esquí. El turismo rural que se genera en torno a las pistas de esquí es mucho mayor que el forfait o el remonte. ¡Mira aquí nuestra lista de tours privados!

La temporada de esquí ha comenzado, y con ella las interminables colas para acceder a las estaciones de esquí en medio de un desconcertante despliegue de colorido equipamiento alpino y aparcamientos abarrotados.

Hay muchos pueblecitos cerca de las estaciones de esquí que ofrecen algo más cuando caen las primeras nieves. Hoy analizaremos algunas de ellas.

PIORNEDO (GALICIA)

Las nevadas otoñales dejan en Galicia pueblos blancos, que en el caso de la provincia de Lugo son especialmente impresionantes y merecen una visita. El puerto de Ancares es probablemente uno de los rincones de Galicia donde primero apareció la nieve, y hace unos días se anunció que se debía circular con cadenas por las carreteras que lo cruzan. 

Piornedo es probablemente una de las imágenes más bellas de la Galicia nevada, con sus empalizadas de cima blanca y este poblado de origen celta, que recuerda a una de esas aldeas vikingas de las películas. Desde aquí parten tres senderos de montaña, que se vuelven espectaculares en la nieve. Una de ellas conduce a la Ermita de San Lorenzo, desde donde se contemplan unas maravillosas vistas del puerto nevado.

BAGERGUE (LLEIDA).

Es uno de los puntos más altos de la Val d’Aran y quizá el pueblo más bonito e interesante que buscan quienes huyen de la locura de Baqueira-Beret cada vez que se abre la temporada de esquí. Este tranquilo pueblo, situado en las montañas, se encuentra en la famosa ruta circular por el valle que lleva a la estación de esquí. 

Quienes llegan a Bagergue encuentran un inquietante silencio oculto entre las casas de piedra cubiertas de nieve. De hecho, el silencio, la tranquilidad y el aire limpio son su seña de identidad, entre las calles salpicadas de flores de colores, y casi se toca la tierra francesa con los dedos. No es de extrañar que Po Dones eligiera este lugar para estar siempre solo, porque aquí no llega el ruido de las estaciones de esquí.

RIPOLL Y VALLE DE NURIA (GIRONA) 

El Ripollés es una de las zonas menos visitadas por los amantes del esquí, por lo que el Valle de Nuria es una delicia para los que quieren disfrutar del pueblo y de la nieve sin aglomeraciones. Ripoll, la capital de la comarca, es algo más que un pueblo de montaña. Es el punto de partida de rutas para explorar el valle a pie o con raquetas cuando hay nieve. 

La oportunidad de visitar el monasterio de Santa Maria de Ripoll con los primeros copos de nieve es un lujo. Pocas personas pueden describir el aspecto de un monasterio de dos plantas cubierto de nieve. Y pocos están seguros de que un monasterio fundado en el año 880 siga en tan espectacular estado de conservación.

CILLORIGO DE LIÉBANA (CANTABRIA)

En esta época del año, la comarca de Liébana ha dado la bienvenida a la nieve. Porque los Picos de Europa arañan el cielo casi tanto como los Pirineos, dejando un rastro blanco que invita a visitar pueblos alejados del bullicio de las estaciones de esquí. 

En Cantabria, un ejemplo es Cillorigo de Liébana, un pintoresco pueblo pasiego que parece haber permanecido inmóvil desde el siglo XI. En verano es uno de los destinos favoritos de los cántabros amantes del turismo verde, pero cuando llega la nieve acoge a quienes huyen de las aglomeraciones de la cercana Potes y quieren recorrer la ruta de la nieve (ahora que la altitud es baja) por el Desfiladero de la Hermida si llegamos a Cabañes.

BULNES (ASTURIAS) 

No estamos lejos de los Picos de Europa para ofrecerle otro destino que pronto se cubrirá de nieve y que es visita obligada para montañeros y amantes del turismo rural. Bulnes es uno de los pueblos de montaña más bellos del Principado y merece la pena aprovechar la ocasión, antes de que se acumule la nieve, para recorrer el desfiladero que lo une al pueblo de Poncebos. 

Para los más aventureros, hay una subida al monte Urriellu, que aún puede practicarse sin toparse con gruesas placas de nieve o hielo. En el pueblo también hay modernos edificios agrícolas con chimeneas. No se puede pedir más.

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