Pequeños museos en París: un paseo por la historia artística parisina

No todo es el Louvre o el d´Orsay, hay pequeños lugares que se mantienen fuera de los focos, y que te van a recibir con brazos abiertos a que los visites. ¡También puedes ver nuestros tours privados en París aquí!

Esta lista de pequeños museos de París le mostrará que buscando fuera de los focos tradicionales, encontrarán una serie de museos que le enamorarán. Palacios, estudios de artistas, y hasta mansiones en las que podrán encontrar Monet, Delacroix o Victor Hugo.

Sabemos bien qué es un gran museo. Apenas pensamos en el arte de París, los primeros que aparecen son el Louvre, el Metropolitan, el Prado, el Hermitage, que son museos que no pueden faltar en su primera visita a la capital francesa, es un ritual ineludible. Pero hay otras opciones que pueden llamarte mucho la atención.

Todos ellos son también inabarcables en una sola visita (aunque se pretenda lo contrario) y forman un polo turístico masificado. En general, el visitante se limita a pasar por el aro y deambula por las galerías con poco interés. Los atentos, los que leen los carteles y se detienen más de cinco segundos ante una obra, persisten en su empeño entre una y dos horas. La hora y media marca un punto de saturación difícil de superar.

En contraste con estas grandes colecciones, hay lugares que se mantienen alejados de los focos y permanecen fuera de la mirada general. Son museos que se buscan porque quienes los visitan buscan una atmósfera, una visión parcial, definida, íntima de la ciudad. No es sólo una cuestión de escala, sino de actitud. A veces están fuera del itinerario turístico y, al no exponer obras maestras imperdibles en sus salas, el recorrido permite una contemplación pausada.

LA BURGUESÍA Y SU ENCANTO

Los tres museos albergan sus colecciones en las residencias que pertenecieron a sus fundadores: banqueros y coleccionistas que deseaban conservar su patrimonio en el lugar donde ellos mismos contemplaban sus obras.

Esta condición se expresó explícitamente en el legado de la residencia y las colecciones del Museo de Artes Decorativas Moïse de Camondo para crear un museo en memoria de su hijo Nissim, fallecido en un accidente aéreo en la Primera Guerra Mundial. Construido a principios del siglo XX frente al Parque Monceau, el edificio se inspiró en el pequeño Trianón de Versalles y expone objetos, muebles y obras de arte con un tema central de la Francia del siglo XVIII.

Un banquero de origen sefardí, que buscaba la confirmación de su identidad francesa en su colección, dispuso que no se moviera ni un solo mueble. Todo debe permanecer como lo dejó al morir, para que el visitante tenga la impresión de que el edificio sigue habitado.

EL ARTISTA DESDE SU HOGAR

Los estudios suelen crearse por petición expresa del artista o por la fama que impulsó a sus contemporáneos a preservar su entorno creativo. Así, la memoria está vinculada al lugar, no sólo a la obra del artista.

Detrás de la iglesia que da nombre al barrio de Saint-Germaine des Prés, a pocos pasos del emblemático restaurante Les Deux Magots, se encuentra la última casa en la que vivió el pintor del siglo XIX Eugène Delacroix. La ventana del antiguo estudio da a un jardín que no te esperas y merece una visita en sí misma. En su interior se pueden ver bocetos, dibujos, retratos de amigos, fotografías y una colección de objetos de Marruecos recogidos durante el viaje del pintor en 1832.

DUEÑOS DE SUS OBRAS

Un año antes de su muerte, Gustave Moreau donó al Estado el edificio en el que vivía y su colección, con la condición de que no se alterara su carácter. En la actualidad, la mansión del pintor simbolista alberga más de 800 cuadros y algunas habitaciones privadas han sido restauradas a lo largo de varias reformas.

Las paredes se mantienen fieles al horror vacui que llevó al artista a cubrir cada centímetro de sus obras más simbólicas. La escalera de caracol que conduce al estudio se ha convertido en un icono parisino.

Los aficionados a la pintura del siglo XIX pueden visitar el Museo Henner, cerca del Parque Monceau, que alberga la colección del pintor en un edificio comprado por su sobrina a otro pintor tras la muerte de Dubufe. Aunque carece de la intimidad de una casa habitada, sus grandes habitaciones pueden transportarle a un universo ya lejano.

El Museo Rodin no es un museo pequeño, ya que alberga el genio de uno de los escultores más influyentes de su tiempo. Aunque el artista alquiló habitaciones en la planta baja del Hôtel de Biron, no hay señales de uso cotidiano. El edificio, un ejemplo de hotel parisino único del siglo XVIII, ha conservado algunas de las obras representativas del artista, como Las puertas del infierno, El beso y El pensador, tras la donación de la colección del artista.

SIGUIENDO AL MAESTRO

Antoine Bourdelle, alumno de Rodin, siguió los pasos de su maestro. Tras un largo proceso, sus descendientes convirtieron su casa y su estudio cerca de Montmartre en un museo. La escala de las obras y el tamaño del estudio confieren al espacio una gran monumentalidad. Actualmente está en proceso de renovación. Su reapertura está prevista para principios de 2023.

El Atelier Brancusi, situado actualmente frente al Centro Pompidou, fue concebido como una obra autónoma del artista, pionero de las vanguardias del siglo XX. Estudió cuidadosamente las relaciones entre las obras y, cuando vendía una, ponía una copia en su lugar. Dejó todo el contenido al Estado. Tras varias instalaciones, Renzo Piano restauró el espacio y protegió la intimidad del jardín que había detrás.

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