El Gran Museo Egipcio, un secreto a voces

Este mayor complejo museístico arqueológico del mundo, aun por descubrir, esconde aún muchas incógnitas, y otras nos han sido reveladas por diversos arqueólogos.

Mucho ruido y pocas nueces (en forma de miles de piezas arqueológicas): así podríamos describir la sensación que evoca el Gran Museo Egipcio (GEM), que está a punto de inaugurarse en la meseta de Guiza, a sólo dos kilómetros de las tres pirámides más famosas de Egipto, templos de la muerte erigidos por los faraones Keops, Hefrén y Mikerinos, con todo lo necesario para conducirlos al más allá y alcanzar así la ansiada vida eterna. 

GRAN PARTE DE NUESTRA HISTORIA

Ruidoso porque las dos décadas transcurridas desde la colocación de la primera piedra del proyecto, diseñado por Heneghan Peng Architects, han dado para mucho. En 2006, vimos cómo la colosal estatua de Ramsés II, de más de 80 toneladas y 12 metros de altura, llegaba triunfante al lugar para ser el primero en gobernarlo. En 2011, temíamos que la Primavera Árabe derribara torres más altas (y arquitectónicas) que un presidente dictatorial que, según Amnistía Internacional, había cometido sistemáticamente atroces abusos contra los derechos humanos. Y últimamente asistimos perplejos al transporte de reliquias faraónicas (en sentido literal y figurado) como la barca funeraria del rey Keops o la capilla de la gran tumba de Tutankamón. 

Nueces porque se cree que contiene más de 50.000 piezas arqueológicas, muchas de las cuales nunca antes se habían expuesto; otras se cuentan entre las más antiguas de la historia de la humanidad, como ha señalado la Autoridad de Promoción del Turismo de Egipto en algunos medios de comunicación. ¿Cuál elegir entonces? Una pregunta difícil. Así que decidimos pedir a algunos de los arqueólogos y egiptólogos más respetados del mundo que nos confesaran cuál es su objeto favorito, el que consideran notable y que saben (casi) seguro que se expondrá en el Gran Museo Egipcio, porque el mayor complejo arqueológico del mundo aún esconde muchas incógnitas, incluso para ellos.

EL TRONO DE TUTANKAMÓN

Alejandro Jiménez Serrano, representante español en la Asociación Internacional de Egiptólogos y catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Jaén, es un arqueólogo habitual en Egipto que lleva más de una década trabajando sobre el terreno. Sus excavaciones en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en Asuán, le han mantenido (cuando el clima del desierto lo permite) siempre ocupado y rodeado de tumbas (es el investigador principal de la Tumba 33), y aun así encontró tiempo para contárnoslo, que sin saber exactamente qué piezas se han traído del Museo Tahrir y cuáles se expondrán por primera vez, lo que sí puede decir es que el tesoro de Tutankamón formará parte de la exposición permanente: «Si tuviera que elegir una exposición, sería el trono de Tutankamón, donde el rey está sentado y recibe un óleo de la reina Angisenamón. «

EL COLOSO DE RAMESSES II 

El egiptólogo británico Chris Naunton, uno de esos presentadores de televisión que protagonizan los documentales más prestigiosos sobre Egipto, no sabe exactamente qué objetos se expondrán en el nuevo museo y cuáles permanecerán en el antiguo de la plaza Tahrir, pero sí se detiene en la colosal estatua de Ramsés II que recibirá a los visitantes del GEM. 

«Fue descubierta por el geólogo armenio Joseph Heqeqian en Menfis en 1854 y permaneció durante muchos años frente a la estación de El Cairo (en la plaza de Ramsés). Ahora que está en un museo, tendremos una oportunidad mucho mejor de admirarlo, y eso me hace especialmente feliz porque Hekeyan es una de mis personas favoritas, uno de los primeros en aplicar técnicas científicas a la arqueología en Egipto; algunos de sus asombrosos dibujos están incluidos en mi libro Los cuadernos del egiptólogo», explica.

EL BRAZALETE DE LA PRINCESA SITH HATHOR JUNET

Es una pregunta difícil para Susan L. Onstein, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Memphis y director desde 2008 de la Misión Tumba Tevan 16, encargada de estudiar la tumba situada en Dra Abu el-Naga, cerca de la carretera que conduce al Valle de los Reyes: construida en el Reino Nuevo, reutilizada para enterramientos secundarios en épocas posteriores (como la ptolemaica o la romana), y saqueada en dos ocasiones, en los siglos XIX y XX. 

Sin embargo, la autora de «El papel de la cantante en el Antiguo Egipto» conservó la sala de joyas del antiguo museo, ya que imagina que estos objetos irán a parar al GEM, al tratarse de pequeñas obras maestras de una realeza.

«Hay muchos objetos de la tumba de la princesa Sith-Khator Yunet encontrados en Lahoun, entre ellos dos tobilleras de cuentas de amatista y garras de gato doradas (…) Me imagino a una princesa con actitud: las garras de gato dicen ‘no te metas’ mientras que el morado y el dorado llaman la atención bajo el dobladillo de su vestido. También puede hacer referencia a las muchas diosas felinas, como Sekhmet, una poderosa diosa con cabeza de león», dice Onstine, recordándonos que se trata de una pieza muy personal. «La pulsera no habla directamente de estatus o títulos, ya que no es un ‘regalo’, ni siquiera demuestra riqueza a través de los materiales utilizados».

Parece que estas joyas no fueron elegidas al azar, ya que en su tumba se encontraron muchos otros objetos felinos. «Por supuesto, es posible que alguien que elegía los objetos para la tumba hiciera este conjunto y no tuviera nada que ver con una elección personal, pero no creo que sea el caso», concluye, no sin antes admitir que debió de verlos en un libro a una edad temprana, ya que no recuerda ningún momento de su vida en el que no fueran sus joyas egipcias favoritas. «Lo visito todo el tiempo. 

Posted in Africa, Asia, Egipto.
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