SO/Paris, el nuevo hotel de 5 estrellas del grupo Ennismore – Accor, ha abierto sus puertas entre la Ile Saint-Louis y el Marais, construido en un edificio de dieciséis plantas de los años 60 que domina con orgullo los tejados de París como un mirador.
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Frente al Sena, aporta un soplo de aire fresco y vanguardismo al tranquilo barrio de Sully-Morland, aunando arquitectura, diseño, moda -sus uniformes llevan la firma de Guillaume Henry, director artístico de Patou- y arte -gracias a sus 122 obras contemporáneas y experimentales de artistas como Neil Beloufa, Thomas Fougeirol, Elsa Sahal y Alice Guittard-.
La metamorfosis del sobrio edificio, revestido de piedra y hormigón, se confió al arquitecto británico David Chipperfield en colaboración con CALQ Architecture, y los interiores a la agencia RDAI. El resultado es un diseño pronunciado con sutiles referencias a París, como el suelo de terrazo con motivos de «cola de pavo real» y geometrías que aluden a las fachadas de Haussmann.
La entrada ya no deja indiferente a nadie. Con el Sena como hilo conductor del hotel, a través de las ondulaciones creadas por una piedra arrojada al agua, el viajero es recibido en su vestíbulo presidido por ocho enormes columnas en forma de tulipán, que crean una especie de bóveda orgánica.
Su buscado efecto ondulante se multiplica con el juego de espejos de color ámbar que envuelven sus paredes, tonos cálidos que, junto con sus sillones mostaza y el mobiliario de hormigón y mármol, crean una armoniosa mezcla de materiales fríos y cálidos.
Sus 162 habitaciones y suites ofrecen un ambiente acogedor, sencillo y diáfano, en el que su mobiliario cómodo y funcional, en el que predominan los elementos nómadas y multifuncionales, da sensación de espacio y deja espacio a la luz y a las vistas espectaculares.
Destacan los numerosos ventanales (hay al menos dos en las habitaciones y hasta diez en las suites) y la luminosidad, que, junto con las tres gamas de colores utilizadas, azul grisáceo, amarillo y naranja, azafrán, cobre y terracota, consigue mezclar magistralmente las luces interiores y exteriores.
Además, para crear y acentuar paisajes bellos e interesantes, juegan con volúmenes y colores que enmarcan generosas vistas de París y sus monumentos emblemáticos, el Panteón, Notre Dame, la Torre Eiffel, el Centro Pompidou y el Sacré-Cœur.
Su pequeño y agradable spa, Codage Paris, desprende serenidad gracias a su luz indirecta y envolvente y a la elección de su gama de colores, el suave verde esmeralda de sus cabinas y los micromosaicos que envuelven su hammam turco, diseñado por RDAI.
Su restaurante, bar y club, Bonnie, está en manos de la Sociedad Parisina, conocida por sus espectaculares mesas como La Suite Girafe, Gigi, Maison Russe, Apicius o Perruche. Hoy, recién instalados en lo alto de la Torre Morland, han dejado las riendas al arquitecto Jordane Arrivetz, fundador de la agencia de decoración Notoire, para sublimar sus diferentes espacios.
El comedor de la 15ª planta tiene un ambiente moderno y aterciopelado con su moqueta psicodélica y sus opulentos sillones contemporáneos al estilo de los años 60. Su decoración se extiende a la terraza (un paraíso para los días soleados), donde la llamativa instalación inmersiva The Seeing City, de Olafur Eliasson y Sebastian Benham (Studio Other Spaces), transforma las ventanas de cristal y el techo de espejos en un gran caleidoscopio que amplía el dramático paisaje.
De día o de noche, con un característico cielo gris parisino, una tormenta o una puesta de sol, las vistas se dividen y se reflejan sin cesar, invirtiendo vertiginosamente las perspectivas.
En la cocina, su cocina revisa con garbo y generosidad una versión chic de las recetas clásicas de brasserie, donde el producto es el rey. Sus platos se acompañan de una copa de champán, un cóctel de temporada, una inteligente mezcla de los años 60 y 70 de su repertorio, o un buen vino añejo.
El mar es el protagonista, y lo sirven en forma de una más que sabrosa dorada marinada con lima; jugosos raviolis de ternera con trufas, setas y foie gras; escargots de Bourgogne o buñuelos de calamar con salsa de chipotle.
Para continuar, sirven un exquisito rodaballo con setas y salsa de vino amarillo; bacalao con ñoquis y mantequilla de algas; o los ya populares linguini con cigalas y albahaca. Pero hay algo para todos, también ofrecen pollo asado con puré de patatas y jugo de trufa o filete Angus con salsa bearnesa.
Los postres, dulces y muy sabrosos, destacan del resto de los menús de moda, por lo que los comensales, además de disfrutar de un milhojas tradicional, pueden deleitarse con melocotones con almendras frescas y sorbete de limón, higos asados con miel y helado de Speculoos, o una adictiva tarta de nueces y vainilla.
Amantes de París, aquí está el hotel SO/Paris, sus habitaciones panorámicas, su acogedora suite con vistas a la bañera, su spa y su acogedora piscina, los cócteles regresivos de su bar, su club con acentos neoyorquinos y su escénica table d’hôte, donde se come bien.